#ElPerúQueQueremos

El liderazgo de la Madre

Maternidad y educación de los hijos

Por: Adolfo Ramírez del Aguila(Desde Iquitos)

Publicado: 2016-05-01


El próximo domingo es el Día de la Madre. Si esta celebración que se avecina lo comparamos con los deslucidos agasajos por el Día del Padre, me atrevería a decir que somos una cultura con marcado liderazgo matriarcal. Veamos. El lenguaje es materno, la educación inicial es copada por profesoras, la transmisión de la fe es obra de las abuelas, la voz de mando en el hogar y hasta en la política (¡Ollanta!) lo tienen las cónyuges.

Pero la maternidad de la mujer no es un estado puro y aislado, está íntimamente ligado a la paternidad del varón y a la filiación umbilical con los hijos e hijas. La madre es madre porque tiene hijos y porque esos hijos son el fruto del amor en pareja y además, esa familia nuclear construida en años, es la primera escuela en donde el homo sapiens embrionario evoluciona hacia estadíos más humano.

En la línea de una maternidad en familia, el papa Francisco le dedica todo un capítulo de su última Exhortación AMORIS LAETITIA a la loable tarea de FORTALECER LA EDUCACION DE LOS HIJOS. A manera de homenaje a nuestras madrecitas en las vísperas de su gran día, permítanme compartir un collage de frases de esta novísima reflexión papal sobre la no tan difícil tarea –históricamente matriarcal– de educar a la prole en el amor y desde el amor.

El Papa lanza a las familias del mundo el deber de hacerse la siguiente pregunta: ¿Dónde están los hijos? Y nos recuerda de entrada que: “La familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Sin embargo, los hijos tiene que salir del nido y siempre hace falta una vigilancia. “El abandono nunca es sano. Los padres deben orientar y prevenir a los niños y adolescentes para que sepan enfrentar situaciones donde pueda haber riesgos, por ejemplo, de agresiones, de abuso o de drogadicción.” (Amoris Laetitia N° 260)

“Lo que interesa sobre todo es generar en el hijo, con mucho amor, procesos de maduración de su libertad, de capacitación, de crecimiento integral, de cultivo de la auténtica autonomía.” (261) “Es inevitable que cada hijo nos sorprenda con los proyectos que broten de esa libertad, que nos rompa los esquemas, y es bueno que eso suceda.” (262)

Con respecto a la formación ética de los hijos, Francisco nos recuerda que: “El desarrollo afectivo y ético de una persona requiere de una experiencia fundamental: creer que los propios padres son dignos de confianza. Esto constituye una responsabilidad educativa: generar confianza en los hijos con el afecto y el testimonio, inspirar en ellos un amoroso respeto.” (263) “La tarea de los padres incluye una educación de la voluntad y un desarrollo de hábitos buenos e inclinación afectivas a favor del bien.” “La formación moral debería realizarse siempre con métodos activos y con un diálogo educativo que incorpore la sensibilidad y el lenguaje propio de los hijos.” (264)

“Hoy suele ser ineficaz pedir algo que exige esfuerzo y renuncias, sin mostrar claramente el bien que se puede alcanzar con eso.” (265) “La libertad es algo grandioso, pero podemos echarla a perder. La educación moral es un cultivo de la libertad a través de propuestas, motivaciones, aplicaciones prácticas, estímulos, premios, ejemplos, modelos, símbolos, reflexiones, exhortaciones, revisiones del modo de actuar y diálogos que ayuden a las personas a desarrollar esos principios interiores estables que mueven a obrar espontáneamente el bien.” “La vida virtuosa, por lo tanto, construye la libertad, la fortalece y la educa, evitando que la persona se vuelva esclava de inclinaciones compulsivas deshumanizantes y antisociales.” (267)

Con respecto al valor de la sanción como estímulo, el Obispo de Roma exhorta a que es indispensable sensibilizar al niño o al adolescente para que advierta que las malas acciones tienen consecuencias. “Hay que despertar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de dolerse por su sufrimiento cuando se le ha hecho daño.” “Es importante orientar al niño con firmeza a que pida perdón y repare el daño realizado a los demás.” (268)

“La corrección es un estímulo cuando también se valoran y se reconocen los esfuerzos y cuando el hijo descubre que sus padres mantienen viva una paciente confianza. Un niño corregido con amor se siente tenido en cuenta, percibe que es alguien, advierte que sus padres reconocen sus posibilidades.” “El hijo que comete una mala acción debe ser corregido, pero nunca como un enemigo o como aquel con quien se descarga la propia agresividad.”(269) “Lo fundamental es que la disciplina no se convierta en una mutilación del deseo, sino en un estímulo para ir siempre más allá.” (270)

Y frente a la rebeldía de los hijos para asumir los cánones de la educación familiar, el Papa invita a los padres a un paciente realismo, porque la formación ética despierta a veces desprecio debido a experiencias de abandono, de desilusión, de carencia afectiva, o por una mala imagen de los padres. “Se proyectan sobre los valores éticos las imágenes torcidas de la figura del padre y de la madre, o las debilidades de los adultos.” (272)

“La familia es la primera escuela de los valores humanos, en la que se aprende al buen uso de la libertad.” (274) Sin embargo, seamos realistas, en este tiempo, en el que reinan la ansiedad y la prisa tecnológica, una tarea importante de las familias es educar para la capacidad de esperar. No se trata de prohibir a los chicos que jueguen con los dispositivos electrónicos, sino de encontrar la forma de generar en ellos la capacidad de diferenciar las diversas lógicas y de no aplicar la velocidad digital a todos los ámbitos de la vida. (275)

Frente a tentaciones familiares y escolares de considerar al sexo como tabú, Francisco recomienda a los padres a decirle sí a la educación sexual. “El Concilio Vaticano II planteaba la necesidad de una positiva y prudente educación sexual que lleve a los niños y adolescentes conforme avanza su edad y teniendo en cuenta el progreso de la psicología, la pedagogía y la didáctica…Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse. Sólo podría entenderse en el marco de una educación para el amor, para la donación mutua.” (280)

Finalmente, Francisco exhorta a contemplar que: “La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe, que se dificulta por el estilo de vida actual, por los horarios de trabajo, por la complejidad del mundo de hoy donde muchos llevan un ritmo frenético para poder sobrevivir. Sin embargo, el hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a percibir las razones y la hermosura de la fe, a rezar y a servir al prójimo.” (278)

¡Feliz día madrecitas de Loreto! y ojalá les haya gustado este collage de reflexiones papales para enriquecer esa sagrada misión de liderar (junto al esposo) un hogar feliz y una sociedad mejor. Amén.


Escrito por

ADOLFO RAMIREZ DEL AGUILA

Natural de Tarapoto, docente de Educación Religiosa en una escuela pública de Iquitos y licenciado en Ciencias Sociales por la UNAP.


Publicado en

LA FE CALLEJERA

Es una publicación dedicada a destacar el "Efecto Francisco" desde las periferias amazónicas peruanas.