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¡Emergencia nacional!

Serias acusaciones de corrupción a PPK, ponen al país al borde del colapso político

Por: Adolfo Ramírez del Aguila (Desde Iquitos-Perú)

Publicado: 2017-12-18

Un hombre, al pasar frente al Congreso de la República, en donde se debatía la vacancia presidencial, escucha un tremendo griterío que salía desde el interior: "Ladrón, dictador, mentiroso, comisionista, difamador, sinvergüenza, imbécil, timador, corrupto, vendido, aprovechado, cara dura, falso, chupón, inútil, estafador, comecable, vago, saqueador, bobo, oportunista, embaucador, tramposo…etc.  

El hombre asustado, le pregunta al guardia de la entrada:

- “Señor, ¿qué pasa dentro?, ¿se están peleando.?”

- “No”, responde el guardia, “yo creo que están pasando lista”. (Relato adaptado. Autor anónimo)

Lo que está sucediendo en la vida política de nuestro país, es impresionante y triste. La decencia, la ética, la dignidad de nuestros servidores públicos está en su momento más crítico. Los peruanos ya no sabemos en quién confiar, y estamos a punto de creer que aquí nadie se salva, que todos, sin ninguna excepción, somos corruptos.

Los serios cuestionamientos al primer ciudadano de la nación, el actual presidente de la república, sobre sus actos políticos cuando era ministro de estado en tiempos del hoy prófugo Alejandro Toledo, ha desatado una verdadera crisis nacional que nos pone al borde de un pedido de vacancia presidencial.

Las acusaciones son serias. Se imputa al presidente PPK, según fuentes documentarias, que cuando fuera ministro de estado entre los años 2001-2006, recibió directa e indirectamente, dinero sucio de la cuestionada empresa Odebrecht, por servicios profesionales prohibidas por ley. Desatándose entonces, una hecatombe política que hace peligrar su continuidad como presidente de nuestra nación.

Odebrecht, la otrora empresa brasilera que por décadas creó todo un sistema para aceitar la mano de muchos gobernantes latinoamericanos y africanos y, ganar las licitaciones de las obras de mayor envergadura en los respectivos países, ha puesto en evidencia, que los políticos de alto vuelo, tienen un gen que les hace corruptibles cuando de manejar los fondos públicos se trata.

Desde el primer gobierno de Alan García (1985-1990), pasando por Alberto Fujimori (1990-2000), Alejandro Toledo (2001-2006), segundo gobierno de Alan García (2006-2011), Ollanta Humala (2011-2016) y posiblemente el actual gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2021) el asunto de la corrupción ha sido un sistema poderoso que con cerros de dinero contaminó, presumiblemente, hasta al mismísimo presidente de la república. Salvo el breve periodo de Valentín Paniagua (2001), el dinero mal habido, manchó con acusaciones serias, la honra que debería tener la dignidad presidencial.

Y claro, todos los peruanos y peruanas de a pie, hemos puesto el grito en el cielo por tanta inmoralidad de los políticos; sin darnos cuenta que quizá, tenemos algo de responsabilidad en toda esta crisis. Como dice un relato: “la diferencia entre un delincuente de calle y un político, es que el primero, te elige para robarte, mientras que el segundo, nosotros lo elegimos para que nos robe.”

La manera de ver y hacer de la política, tiene que cambiar a partir de estos hechos que comentamos, y se hace urgente, una reingeniería moral y estructural en el manejo de la cosa pública y, lo más importante, debería iniciarse, un quiebre copernicano en nuestro mismo rol como ciudadanos.

Este jueves 21, casi vísperas de la Noche Buena, la decisión que tome el Congreso de la República, el primer poder del estado, sobre el destino del presidente de la república, podría cambiar totalmente el panorama político que de por sí ya estaba bastante movido. Las fuerzas políticas en su conjunto tendrán que decidir, no pensando en sus intereses particulares, sino, en los objetivos nacionales camino al Bicentenario.

Algunos sectores radicales de izquierda como de derecha, piden que se vaque al presidente, se elija un gobierno transitorio y que se cierre también el Congreso de la República. Creemos, que, en estos días, las mentes más lúcidas de la patria, y los corazones que aman al Perú, tienen que orientar a los ciudadanos de a pie para convencernos, cuál sería la salida menos traumática que salvaguarde los intereses de la mayoría de peruanos que soñamos con un Perú con esperanza.

En este contexto crispado, estará llegando el papa Francisco. Y el pontífice, con seguridad, ya está totalmente enterado de lo que sucede en nuestra patria. Es una característica de Panchito, informarse al detalle, desde todos los ángulos de la información, lo que pasa en un país que va a visitar. Seguramente en sus discursos, que ya los está preparando, estará invocando a todos los peruanos y peruanas a poner todos, el hombro, para ser parte de la solución a nuestros problemas.

Si la suerte está echada, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, no estaría en la recepción del papa cuando llegue en enero, dentro de un mes exactamente.

Que el Señor de la historia, el Dios vivo que camina junto a su pueblo, en su éxodo permanente hacia la Tierra Prometida, nos ilumine a todos los peruanos y peruanas para que los cantos de sirena de los extremismos y populismos de derecha e izquierda, no nos arrastren a sus proyectos mesiánicos, autoritarios y antipopulares, en donde los pobres siempre terminamos pagando con nuestro empobrecimiento, los costos de toda crisis política y económica.

¡Que la Navidad, sea un tiempo para renacer como pueblo digno e incorruptible! Amén.


Escrito por

ADOLFO RAMIREZ DEL AGUILA

Natural de Tarapoto, docente de Educación Religiosa en una escuela pública de Iquitos y licenciado en Ciencias Sociales por la UNAP.


Publicado en

LA FE CALLEJERA

Es una publicación dedicada a destacar el "Efecto Francisco" desde las periferias amazónicas peruanas.