Tal como estaba anunciado. El papa Francisco, pisó suelo peruano y le dedicó 3 días completos a 3 ciudades representativas del país: Puerto Maldonado (viernes 19), Trujillo (sábado 20) y Lima (domingo 21). Contra los que creían que esta visita sería una cortina de humo para consolidar la “reconciliación” de PPK con los Fujimoristas, el papa puso a todo un país, en “Modo Francisco”, no para alejarla de la realidad, sino, para evangelizarla desde la voz de los ninguneados del sistema. 

En Puerto Maldonado, fue la muestra más contundente de su marcada opción preferencial por los más pobres. Escuchó atentamente a los nativos y luego denunció con firmeza la destrucción actual de la Amazonía. En Trujillo, señaló que el único camino para reconstruir verdaderamente un país, es, desde la solidaridad con los que más sufren. Finalmente, en Lima, y frente a los obispos, mostró su preocupación por los ex presidentes presos y la corrupción política que corroe a nuestra patria.

Cuando las críticas inundaban las redes sociales, porque Francisco se había ido sin tocar el delicado tema del abuso sexual cometido por los miembros del Sodalicio de Vida Cristiana, en pleno vuelo de regreso a Roma, sorprendió a los periodistas y sentó clara posición de total rechazo a esa “vergüenza” de la Iglesia.

Una visita pastoral entonces, que no vino a solucionar los problemas del país, como algunos malintencionadamente pregonaron. Francisco, vino a retar a todos, en especial a los creyentes católicos, para que hagan un replanteamiento de su ser cristiano y profundicen su compromiso social desde la fe en Cristo.

Haciendo un balance general entonces, la visita cumplió con las expectativas previstas. Pero como nada sale perfecto, porque el papa también es pecador (por eso pide permanentemente que recemos por él), Francisco no recibió, ni siquiera un minuto, a las víctimas de abuso sexual, por parte del fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, el peruano Luis Fernando Figari.

Antes de venir al Perú, el vicario de Cristo, visitó también al pueblo vecino de Chile. Allí generó mucha polémica el tema de la pedofilia clerical, y su caso más sonado, el del sacerdote chileno Fernando Karadima. El hecho de hacer una cerrada defensa a un obispo supuestamente encubridor de pederastas, le pasó la factura; y sus actos públicos, tuvieron poca concurrencia. Cuando todos los analistas creían que el caso de pedofilia también afectaría su visita al Perú, el pueblo peruano se volcó masivamente a las calles, coliseos, catedrales y lugares de concentración, para vivar al papa.

La visita a Puerto Maldonado, merece nuestra atención especial. Una anécdota de carácter organizativa: en el programa oficial, estaba planeado que el viernes 19 el ilustre visitante se tenía que reunir con PPK y la clase política peruana, tan desacreditada, para luego ir a la capital de Madre de Dios. No fue así, el papa invirtió el orden. Y en su discurso en el Coliseo con los nativos, no dudó en decir su preferencia: “He querido encontrarme primero con ustedes…”

De todos los rincones de la selva peruana, incluso de la Panamazonía, se congregaron diferentes delegaciones de comunidades nativas, ocupando la parte delantera, más cerca del papa. PPK y las autoridades regionales, presentes en el evento, se tuvieron que sentar muy atrás. Y bien que nuestros hermanos nativos aprovecharon esta cercanía y expresaron, sin intermediarios, su voz y su sentir frente al terrible momento de destrucción de la Amazonía. Los lobbistas y mercaderes de los recursos naturales de la selva, escuchaban también, sentados atrás, estas graves denuncias, mostrando quizá su incomodidad.

El momento más simbólico fue, cuando Santiago Manuin un apu nativo postrado en una silla de ruedas, le puso a Francisco los atuendos Awajun, máximos símbolos de la autoridad nativa. Santiago, es sobreviviente del “Baguazo” (junio del 2009) una protesta nativa criminalizada, que tumbó al gabinete Yehude Simons, en tiempos del segundo gobierno aprista. El papa lo abrazó y con ese gesto, quiso animar a todos los que luchan por defender la Amazonía, hasta con su propia vida, de aquellos mercaderes del “neo extractivismo”, en definición del propio pontífice.

Con sus danzas costumbristas, sus vestimentas coloridas, sus lenguas originarias, sus conmovedores testimonios, los representantes nativos se sintieron en confianza porque vieron en el papa, al gran hermano cercano, al enviado de un Dios protector de los pobres, al Apaktone (papá viejo y sabio). Después vino el discurso del visitante, con una profunda carga emotiva y a la vez de aliento para continuar con la lucha liberadora hacia la Tierra sin Mal.

Todos los obispos de la selva peruana, presentes allí, se reunieron también para dar inicio oficial a la preparación del gran Sínodo Extraordinario Panamazónico a realizarse en Roma (octubre del 2019)

Agradecemos a Dios, por esta visita pastoral y por tantas experiencias de fe y esperanza vividas. Ojalá esta histórica visita, sea el impulso a un mayor nivel de conversión de todos los creyentes. ¡Por una Iglesia de la selva más comprometida con la creación y por una Iglesia peruana más decidida en su denuncia en contra de la corrupción de todo tipo! 

Amén.