En Radio Programas del Perú (RPP), había hasta hace poco el espacio “Era Tabú” cuyo conductor, ya fallecido hace dos años, el psicoterapeuta doctor Fernando Maestre, trataba los temas sexuales en la línea del psicoanálisis moderno, deslindando con la conservadora época medieval en donde hablar de sexualidad era pecado y por lo tanto tabú, prohibido.  

El escándalo de esta semana, por la culpa de un libro —por fin un libro hace noticia— en un país en donde lo que menos importa es la cultura y la educación, ha reabierto el debate sobre la pertinencia y la dosificación de los contenidos educativos a la hora de formar a nuestros niños y adolescentes. Dio mucho gusto escuchar a congresistas, ministros, politólogos, pedagogos, ciudadanos de a pie, dando puntos de vista al respecto. Hasta el presidente Martin Vizcarra, dio un mensaje a la nación tomando posición frente al libro polémico y exigiendo sancionar a sus autores.

Analicemos el cuerpo del delito, como dicen los abogados y fiscales. El libro de tercero de secundaria del área de Desarrollo Personal, Ciudadanía y Cívica (DPCC) en el capítulo 3 sobre Sexualidad y Género, la Ficha 7, titula: “Mi sexualidad es mi responsabilidad”. De entrada, se plantea el aprendizaje esperado: “A lo largo de esta ficha, vamos a reflexionar acerca de la sexualidad, asi como de los aspectos afectivos y biológicos que esta comprende, evitando estereotipos y poniendo énfasis en las estrategias de prevención que nos permitan vivir una sexualidad sana y responsable” (DPCC pág. 80)

En las siguientes 12 páginas que desarrolla el tema, con imágenes y textos coloridos, se plantean interesantes estrategias y rutas en infografías para lograr el aprendizaje planificado en torno a la capacidad de REFLEXIONAR. Dudo que los congresistas de Fuerza Popular, la Ministra de Educación y el mismo Presidente de la República, hayan tenido tiempo de leer la ficha completa, porque en sus declaraciones públicas, se nota una terrible descontextualización del supuesto error, que les induce a pedir que se quemen los libros en la hoguera de la inquisición fujimorista y que se mande a las mazmorras del infierno a sus autores.

Lo anecdótico del caso es que la polémica lo desata, no la ficha completa, sino un link del glosario sobre conducta sexual (DPCC pág. 82). Este enlace virtual, nos adentra a una página web cubana en donde se describe científicamente, sin tabú, acerca de las “técnicas más empleadas por las personas para expresar su placer sexual”; técnicas como, por ejemplo: la masturbación, los besos, las caricias, el coito anal, el sexo oral y por último el coito vaginal.

Y claro, la cucufatería de los políticos conservadores en lo moral y curiosamente conservadores en lo social, despertó la ira “divina” por poner como objeto de estudio de esos temas a adolescentes de tercero de secundaria, que oscilan entre los 14 y 15 años. En la misma ficha se advierte que se trabajará con información confiable y respaldada por diversos estudios sobre la sexualidad; y lo que se describe en el enlace, es a mi parecer, una información relevante y veraz, necesarios para abordar integralmente la capacidad de reflexión de nuestros estudiantes en la toma de decisiones por una sexualidad feliz, don de Dios.

Al calor afiebrado del debate, un furibundo promotor del movimiento “Con mis hijos no te metas”, amparado en el sambenito de la ideología de género, declaraba muy airado en la televisión, que brindar esa información a los jóvenes es incitar a la masturbación y al coito anal homosexual, sodomizando la educación. Muchos docentes, me incluyo, hemos hecho un experimento en nuestras aulas de tercero, brindando a los alumnos tal polémica información del link, para observar sus rostros y gestos y verificar si se sienten incómodos u horrorizados. Y los resultados fueron sorprendentes. Ellos dominan esos tópicos porque lo tienen con un clic a la mano en el internet de sus Smartphone; lo que falta, es trabajar la capacidad de reflexión y análisis para una toma de decisión adecuada, cuando tengan sus relaciones sexo coitales, dentro de un proyecto de vida. Y ese propósito lo aborda justamente la ficha 7.

Pienso que este escándalo, es uno de los tantos psicosociales a que nos tienen acostumbrados la poca educada clase política —pienso en la congresista de la nación, Yesenia Ponce, que falsificó su certificado de estudios secundarios— para distraer sobre los escándalos de corrupción en que están metidos casi todos. Sin embargo, nos dio gusto que por lo menos unos días, los medios de comunicación hayan dado cobertura a la crítica educación peruana.

Es lamentable que nuestra Ministra de Educación, Flor de Pablo y el mismísimo Presidente de la República, hayan puesto en entredicho sus propias políticas educativas sustentadas en el nuevo Diseño Curricular, que ordena justamente desarrollar competencias, capacidades y desempeños con contenidos pertinentes, científicos y humanistas; todo por complacer a una clase política cavernaria, que lo que busca es solo el show mediático para tapar sus fechorías y blindar a sus líderes corruptos. Cuando pase el escándalo, lo que menos les seguirá importando a los padres de la patria, es la calidad educativa y la dación de leyes que sustenten una mayor inversión en el sector.

Tantos problemas que abordar en educación, sin embargo, el foco de atención estaba en un texto educativo, cuyos autores, con mucha responsabilidad didáctica, abordan el tema sexual sin tabúes ni hipocresías sociales. Esperemos que, en los próximos días, se toquen también temas como la falta de maestros en las escuelas, la pésima infraestructura en el sector, la pauperización económica del maestro, la prevención y sanción de la corrupción de funcionarios educativos, la falta de capacitación de los maestros en el nuevo Diseño curricular, el aumento de sueldos progresivo de una UIT al 2021; en fin, tantos otros tópicos más importantes que debatir. Así sea.